La construcción de las vías del ferrocarril (1901-1902) trajo aparejada la división de la ciudad de Neuquén en norte y sur, en el Alto y el Bajo.
El tránsito de personas y vehículos entre estos dos puntos geográficos de la ciudad estaba supeditado a la apertura y cierre de la tranquera existente en el paso a nivel de la Avenida Argentina/Avenida Olascoaga según la voluntad de la compañía de capitales ingleses propietaria del Ferrocarril del Sud.
Las tranqueras existían porque a la empresa Ferrocarriles del Sud se le entregaban tierras en una franja de aproximadamente 100 metros a cada lado de las vías sobre las que tenía derecho de propiedad a lo largo del todo el tendido ferroviario, incluso en las mismas estaciones.
Durante años, los sucesivos gobiernos municipales habían reclamado que se retiraran las tranqueras, pero el poder imperial de los ingleses desoía los reclamos de un pueblo y sus autoridades e imponía su voluntad. En la década del 30 era muy fuerte la presencia de los capitales ingleses en Argentina. Eran dueños de todos los ferrocarriles del país, de las empresas de servicios de electricidad y gas, de los bancos y de empresas explotadoras de recursos naturales. Este poder económico se expresaba en una fuerte influencia y presión sobre los gobiernos de turno.
Esta situación finalizó cuando por iniciativa de Amaranto Suárez del Concejo Municipal por Resolución Nº 76 del 11 de febrero de 1936 emplazó a la empresa Ferrocarriles del Sud para que en treinta días retirara las tranqueras de Avenida Argentina/Avenida Olascoaga. En caso contrario, serían retiradas por personal y maquinaria municipal. Transcurridos los treinta días exactos, don Amaranto Suárez derribó las tranqueras.