La dirección de Calidad Alimentaria de la Municipalidad de Neuquén enterró esta mañana 33 chivos y dos lechones que habían sido incautados en un operativo llevado a cabo durante las fiestas de fin de año.
Se trata de más de 230 kilos de carne que fue rociada con un colorante, para advertir a los vecinos que no se puede consumir, y enterrada en la cantera municipal en la zona norte de la ciudad.
Francisco Lebed, director del área, explicó que “la carne caprina fue secuestrada durante un operativo grande que se hizo los últimos días de 2011, son más de 30 chivos de unos siete kilos cada uno”.
La mercadería decomisada no tenía sello ni certificado sanitario, lo que hacía imposible determinar el origen de la misma.