1949 – EDUARDO CARNERO – 2011

La memoria sigue

Cuando la memoria evoca el terror es porque este ya se encuentra en la retina y en la piel. Puede suceder a menudo que el puño se cierre al mismo tiempo que los ojos, también puede ser que cause enmudecimiento y parálisis, pero lo que nunca va a producir es amnesia. Esto es lo que sucedió con Eduardo Carnero, su memoria terminó siendo el motor de vida de tal manera que nunca pudo evitar que esta se manifestara artísticamente. Le tocó vivir el terror y el dolor que produjo el Estado terrorista. Eduardo fue cautivo de una pulsión creadora. Siguió viviendo sin decir mucho, pero su memoria pudo más y terminó siendo prodigiosa, y a su vez fue su manera silenciosa de gritar y de denunciar. Resulta simple advertir en su obra una relación directa con lo vital y que también tuvo una sensibilidad social obligada por nobleza y por memoria. Pintó y dibujó sin barreras técnicas, logrando una tensión permanente en los espectadores, y, como pocos, logró ser creador de una imagen propia, inconfundible, logró que su estética nos remita inmediatamente a su apellido. Las obras de esta muestra dialogan entre sí incluso cuando la sala queda vacía. Esto sucede cuando existe coherencia tanto técnica como temática. Al final, presenciando su primera y hasta ahora única muestra individual en Sala de arte Emilio Saraco, nos queda la profunda esperanza que produce el amor catártico, amor-memoria. Será inevitable que quien asista a esta muestra quiera repetir esta sensación sanadora. Será justo volver a ver estas obras fruto de este silencioso hacedor de memorias verdaderas.

Prof. Fabio Bringas

Subsecretario de Derechos Humanos,

Diversidad y Pluralismo Cultural.